EN HONOR A MIS BISABUELOS EDUARDO Y TERESA Y A MI ABUELO ANTONIO.

EN HONOR A MIS BISABUELOS EDUARDO Y TERESA Y A MI ABUELO ANTONIO.
(Conozcámonos mejor: os cuento algo de mi historia)
Mi bisa Euardo era un hombre al que le gustaba mucho leer, le encantaba la historia y trabajaba en la Facultad de económicas de Valencia. Mi bisa Teresa, según me contaba la familia, era curandera; curó a mucha gente de enfermedades incurables en aquellos tiempos, entre ellos a mis tíos (de meningitis) y a mi madre. Según me contaba mi abuela, mi tía estaba en su cuna, mi abuela le planchaba el vestidito para enterrarla cuando mi bisa le dijo que se la diera. Mi abuela se negaba,decía que ya estaba casi muerta pero ella pidió que le trajeran hielo (de la heladería de abajo, hielo hecho de agua de "acequia" (canal de riego), no había otra cosa en aquellos tiempos. Cortó el hielo en trocitos y se lo iba dando en la boca mientras decía unas palabras raras...Se salvó y hoy tiene 90 años. Aquí os dejo la historia de su pueblo
Moixent se encuentra a 80 Km de la ciudad de València. Es el municipio con mayor extensión de la comarca de La Costera. Su orografía es montañosa, surcada por numerosos barrancos y ramblas. Por la parte central de su término municipal transcurre el valle del río Cànyoles. Este valle ha sido históricamente una vía de comunicación natural entre la meseta castellana y el litoral valenciano, y fue utilizado tanto por los iberos como por fenicios y griegos en su camino hacia Cástulo, en Jaén, y la baja Andalucía.
La Bastida de les Alcusses fue una de las ciudades iberas más importantes de la antigua Contestania, territorio comprendido entre los ríos Júcar y Segura. La ciudad tan sólo estuvo habitada durante un siglo –desde finales del VI a.C. hasta finales del V a.C.– y no se conoce su verdadero nombre. El yacimiento se encuentra situado en lo alto de un cerro, en el extremo suroeste de la Serra Grossa, a 15 minutos en coche desde Moixent.
Para su visita, nos dirigimos hacia Fontanars dels Alforins por la carretera CV-652 hasta el kilómetro 10, donde nos desviamos a la izquierda. La entrada está señalizada, aunque hemos de estar atentos (ver en mapa). Luego entramos en un camino que nos conduce hasta la base del cerro, donde un cartel nos informa de los horarios de visita.
Cabe destacar que, para mayor disfrute de los/as visitantes, en este yacimiento cada año el ayuntamiento de Moixent organiza unas fantásticas jornadas, llamadas “Un cap de setmana amb els íbers”, y que se realizan en el mes de septiembre. Durante estas jornadas, que son totalmente gratuitas, el yacimiento se abre al público con una serie de visitas guiadas, talleres y demostraciones, con las que se pretende difundir el patrimonio cultural de la época ibera y promocionar la cultura arqueológica como oferta turística.
Más adelante, el camino adquiere una zigzagueante pendiente rodeada de pinos hasta que llegamos al aparcamiento, que nos deja a tan sólo 3 minutos andando hasta la entrada del recinto. Una vez allí, a mano izquierda nos encontramos con una maravillosa reconstrucción a tamaño real de una casa ibérica, y frente a ella, una réplica a gran escala del celebérrimo Guerrer de Moixent. A partir de este punto, entramos al poblado por la puerta oeste, que era la entrada principal, y que inicialmente estaba flanqueada por dos torres defensivas que llegaban hasta los siete metros de altura.
Imagen: Ajuntament de Moixent
Este excepcional asentamiento fortificado ocupa unas cuatro hectáreas, y en él pudieron llegar a residir unas seiscientas personas, una comunidad socialmente heterogénea formada por miembros de la élite y sus sirvientes junto con otras familias. Una potente muralla de entre dos y cuatro metros de anchura defendía el asentamiento, y en sus extremos, cuatro puertas fortificadas daban acceso al poblado, tres en el sector occidental y una en el extremo oriental.
Más adelante seguimos el camino pasando junto a unas cuantas casas hasta llegar al barrio del sector sur, donde se han encontrado figuras de bronce de pequeño tamaño, como el propio Guerrer de Moixent. Aquí las construcciones se organizaron a lo largo de una calle central y otras paralelas a la muralla. Las calles principales estaban diseñadas para facilitar la circulación de carros con mercancías. Las islas de casas eran de diferentes tamaños, formadas por la agregación de viviendas de unas cuantas habitaciones, algunas de ellas incluso con patios. También hubieron dos edificios públicos: un granero en la parte central del poblado y un centro para reuniones y celebraciones colectivas en el punto más alto.
Una vez llegamos al sector norte, giramos a la izquierda para seguir por el camino de ronda, desde donde podemos detenernos a contemplar una amplia vista del llano de Les Alcusses y la Serra Plana, al otro lado del valle.
Desgraciadamente, el poblado tuvo una vida muy corta, tan sólo estuvo habitado a lo largo de unas tres o cuatro generaciones. Hubo un abandono repentino y forzado del lugar, a causa de los conflictos que había con otros iberos de la zona por el control y el dominio de los recursos y el comercio.
Para completar nuestro recorrido, no podemos dejar de visitar el Museu Arqueològic de Moixent, que ofrece a los/as visitantes la oportunidad de conocer la larga historia de la localidad, desde el período neolítico hasta el Renacimiento, pasando por las culturas ibera, romana y árabe. El museo se encuentra en el número 7 de la calle Poeta Gabriel Vila (ver en mapa). Fue creado en los años setenta aprovechando los hallazgos arqueológicos que se habían producido en la localidad desde principios del siglo XX.
Una vez llegamos al museo, una guía nos atiende muy amablemente y nos explica de forma breve el recorrido de la exposición. Nos comenta que las piezas que merecen especial atención son las referentes a la cultura ibérica, procedentes de los yacimientos de la Bastida de les Alcusses y el Corral de Saus.
En primer lugar, nos encontramos con una réplica exacta del Guerrer de Moixent, uno de los hallazgos más emblemáticos de la ciudad. Se trata de un exvoto de bronce ofrecido a alguna divinidad, o quizá una especie de retrato de algún jefe ibero. El original se encuentra expuesto en el Museu de Prehistòria de València.
Más adelante nos encontramos con una colección de cerámicas halladas en la Bastida de les Alcusses, destacando algunos vasos, pequeñas tinajas y una ánfora de tamaño mediano, junto con otras piezas de hierro de uso cotidiano y alguna punta de lanza y otras armas. La cerámica está decorada con motivos geométricos que fueron aplicados con barniz negro, siendo este estilo testimonio del intenso comercio del poblado con otras culturas del Mediterráneo.
Cabe destacar, además, una reproducción de una aguja de oro para el cabello, expuesta en una de las vitrinas centrales. Dispone de una cadena que funcionaba a modo de goma para sujetar el pelo, y está realizada con siete hilos dorados trenzados en mecha. La pieza es una preciosidad.
Finalmente, el museo expone un apartado que reúne los hallazgos realizados en el Corral de Saus, una necrópolis cercana al poblado ibérico del Castellaret, donde se han encontrado tumbas monumentales, rematadas con pilares-estela y diferentes esculturas en piedra. Destacan las representaciones de aves y mujeres jóvenes con los cabellos trenzados, símbolos del “viaje al más allá” y de la juventud como talismán contra la muerte.
Los pilares-estela eran monumentos de piedra que señalizaban las tumbas de personajes importantes de aquella sociedad. Algunos se elevaban hasta los tres metros de altura y se decoraban con temas vegetales, volutas y esculturas figurativas. La decoración se incluía en la parte central del pilar, y se trataba normalmente de relieves de guerreros, damas, caballeros y seres fantásticos o exóticos.
de J. BAUSA
Atisbos de Iberia
Rutas arqueológicas, curiosidades y enigmas del mundo antiguo en la Comunitat Valenciana

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