PRACELSO

POR SI NO LO SABÍAS...
-el padre de la alquimia y de la química-

Quien es el padre de la ALQUIMIA?
PARACELSO, UN GENIO PRECURSOR, ESLABÓN ENTRE LA ALQUIMIA Y LA QUÍMICA. Era un tranquilo atardecer de noviembre de 1493, cuando nace en Suiza Fhilippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim, al que por fortuna luego le llamarían sólo Paracelso. Fue poseedor de una gran cultura y un riguroso espíritu científico.

Durante más de mil años, los alquimistas trabajaron arduamente para fabricar oro, símbolo del Sol y llegaron a la conclusión de que todo lo que existe en el universo se compone de variaciones de un material básico, la prima materia, cuya unidad fundamental es una esencia de mercurio.

Ésta se fabrica eliminando del mercurio ordinario los principios del aire, tierra y agua. Una vez obtenida por esas técnicas una provisión de prima materia, debe tratarse con una piedra filosofal, que se consigue refinando azufre hasta su principio básico. “Naturalmente, el proceso es sumamente complicado y los alquimistas tienen que efectuar innumerables experimentos en sus intentos de crear prima materia. Uno de los requisitos esenciales es un fuego tan caliente que atraiga o cree salamandras, que desempeñan un papel vital en los procedimientos creativos”.

“Otro elemento indispensable es el color verde (esmeralda) que se atribuye al “fuego secreto”, semejante más al agua que al verdadero fuego, e indispensable para la obtención de la piedra filosofal (Ang)”. Además, los alquimistas debían ser capaces de producir el elixir de la vida, que confiere inmortalidad y también ser capaces de crear seres humanos en forma de homúnculos, lo cual se consideraba bastante más difícil. En su búsqueda de quimeras, los alquimistas, sin saberlo, nos enseñaron cómo manejar los reactivos y destilar, sublimar, filtrar y cristalizar elementos químicos.

PARACELSO, UN GENIO PRECURSOR, ESLABÓN ENTRE LA ALQUIMIA Y LA QUÍMICA.

Era un tranquilo atardecer de noviembre de 1493, cuando nace en Suiza Fhilippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim, al que por fortuna luego le llamarían sólo Paracelso. Fue poseedor de una gran cultura y un riguroso espíritu científico. Asistió a universidades de Alemania, de Francia e Italia, y tomó cursos con los científicos más destacados de su época. Mantuvo un pie en el Medievo firmemente establecido y otro en un renacimiento incierto y cambiante. Rompió lanzas. Ejerció y enseñó su nueva medicina en El Tirol, Hungría, Polonia, Suiza, Francia, España, Portugal, Turquía, Italia, Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Bohemia.

En todos estos sitios enseñó siempre y en todos partes; con los alquimistas, con los quiromantes, e inclusive con los simples barberos, conviviendo con los mineros y compartiendo el pan de la gente del pueblo, a cuya relación ayudaba con su idioma, simple tudesco –nunca en latín- y con su atuendo personal, desprovisto de los consabidos ornamentos.
Enseñaba en el lenguaje del pueblo. “Por todo esto, la vida de Paracelso pasaba alternativamente por rachas de verdadera riqueza y de pobreza franciscana, ninguna de las cuales parecía afectarle” (Lluesma-Uranga). Contribuyo a la creación de la química de la farmacología y la metalurgia moderna. Específicamente desarrolló el análisis químico científico y fundamentó importantes técnicas de laboratorio. Paracelso, hombre extraordinario, murió el 24 de septiembre de 1541 a los cuarenta y ocho años de edad. Sus contemporáneos, igualmente geniales, fueron Leonardo, Erasmo y Lutero.

Con esa base surge gradualmente la Química actual, reconocida como ciencia.

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL METE SU MANO

Quinientos años después surge de la alquimia una química combinatoria.

El cuerpo humano posee la capacidad de construir más de “un billón de anticuerpos deferentes, combinando y recombinando sus partes constitutivas” (Plunkett y Elleman de la Universidad de California en Berkeley, 1970). Tomando esta idea, surgió la química combinatoria aplicada a la síntesis de nuevos fármacos.

Anteriormente se utilizaban procedimientos lentos y caros. Se buscaba un producto de síntesis, o extraído de plantas, bacterias, minerales, etcétera, y se probaba. Si alguna sustancia prometía alguna acción útil (llamada cabeza de serie), se modificaba secuencialmente su estructura y se probaban durante años los efectos de cada una. Ahora, la química combinatoria es capaz de generar varios millones de moléculas con parentesco estructural en unos cuantos días, y un químico con experiencia selecciona las propiedades deseadas para pasar inmediatamente a las pruebas clínicas. ¿Cómo?

Por medio de un complejo robot, que trabaja día y noche distribuyendo los reactivos químicos, se preparan colecciones combinatorias también llamadas “bibliotecas”, que pueden ensamblar aleatoriamente una extensa colección de compuestos.

Mediante este método se desarrollan docenas y a veces cientos de reacciones al mismo tiempo. (Los laboratorios Ontogen desarrollaron un robot capaz de generar hasta mil compuestos diarios.)

El laboratorio farmacéutico Chirón automatizó también la técnica de separación y mezcla. Su sistema robótico es capaz de construir millones de compuestos en una semana. Otros investigadores han desarrollado marcadores químicos de análisis unidos a la estructura, equivalente a un código de barras impreso en moléculas específicas. Estableciendo un procedimiento óptimo en soportes sólidos y usando una biblioteca combinatoria de benzodiacepinas, Punkeet, Elleman y Bunin –en Berkeley- obtuvieron 11200 compuestos derivados en dos meses por vía de síntesis paralela. El azar es utilizado, pero es secundario en el método.

Además, al conocerse cada vez mejor las capacidades y características de los receptores celulares de hormonas y fármacos, ya se desarrollan los procesos de simulación en realidad virtual.

LA INVESTIGACIÓN DEL GENOMA HUMANO

La máxima creación científica –el conocimiento de la estructura de los genes y la ingeniería genética –deben cada vez más su desarrollo a la inteligencia artificial, que interviene en todas sus etapas.

Esta exploración científica que nos está llevando a los confines de la vida construye la mejor opción para la cura del cáncer, de trastornos hormonales, físicos, psicológicos, combate a los virus, etcétera.

En este esfuerzo internacional y multidisciplinario la inteligencia artificial interviene en varios niveles. Es irremplazable en la organización y administración de las inmensas masas de información generadas en la investigación, sobre la cual se cimentan las exploraciones subsiguientes; por ejemplo, en el análisis de trozos de genes con millones de bases estructuradas en un “lenguaje químico” particular. Posteriormente, participa en lo más difícil, que consiste en juntar coherentemente las partes o trozos de gen descubiertos por medio de sistemas expertos especializados.

La ingeniería genética produce actualmente insulina, hormona del crecimiento, relaxina, interferón, etcétera, e injerta genes específicos en bacterias “esclavas” que luego las fabrican en cantidades ilimitadas que salvan a millones de personas.

Antes se asesinaban 100000 ratones o cientos de cerdos para extraer miligramos de hormonas.

SINTESIS DE MOLÉCULAS COMPLEJAS EN REALIDAD VIRTUAL

Para efectuar la síntesis química de moléculas complejas existen un programa en realidad virtual invasiva, en el cual el investigador se introduce a la pantalla y prueba, colocando con sus guantes de datos (data gloves), las esferas virtuales de colores, que representan diversos átomos y moléculas en la cadena química. Esto es difícil y en ocasiones imposible de realizar sobre un papel, en dos dimensiones. La realidad virtual aplicada no sólo es una representación en tercera dimensión, sino que el investigador puede experimentar interactivamente con todo sus sentido las diversas estructuras químicas.

COLOFÓN:

Paracelso, ese gigante de la historia, demostró pasión, curiosidad y rebeldía. Creó una ciencia a partir de la magia, la empiria, el ensayo y error; recopilaron sintetizó el conocimiento de su época viajando por extensos y diversos países. Vislumbró la globalización cuando escribió:

“El saber no está almacenado en un solo lugar,

sino disperso por toda la superficie de la tierra”.